El país sudamericano
acapara las inversiones en los salares de la región, que concentran el 70% de
los recursos de este mineral clave para las baterías del automóvil eléctrico
En El Rincón, un enorme
salar del Noroeste de Argentina, la australiana Enirgi Group ultima detalles
para poner en marcha una planta piloto con tecnología punta para la producción
de litio. “Ahí abajo tenemos recursos para producir 100.000 toneladas durante
80 años”, afirma el gerente general, Alejandro Moro. El directivo dedica parte
de su tiempo a mostrar el desolado terreno y el proceso de elaboración a
potenciales inversores extranjeros, muchos de ellos representantes de
fabricantes de automóviles. Se trata de uno entre más de una docena de
proyectos por los que Argentina se ha puesto a la cabeza de la carrera
sudamericana para abastecer la futura demanda del “petróleo blanco”, como
llaman algunos al mineral, clave para desarrollar las baterías de los coches
eléctricos.
Impulsadas por la
transformación de la industria automotriz, se estima que las ventas de litio en
el mundo aumentarán de los 2.000 millones de 2016 a 7.700 millones en 2022.
Para ese año, Argentina disputará a Australia su posición de primer productor
mundial, según un informe del Ministerio de Energía y Minería del país
sudamericano. La previsión es que Argentina alcanzará entonces una capacidad de
producción de más de 330.000 toneladas anuales.
Hace poco más de un
lustro, el precio de la tonelada de carbonato de litio equivalente (LCE,
por la sigla en inglés) era de unos 4.000 dólares mientras que hoy el valor
ronda los 14.000 dólares. “Esto es una carrera, los próximos cinco o 10 años se
tratarán de que la producción alcance la demanda. Después, se estabilizarán los
precios y será difícil empezar nuevos proyectos a esa altura”, anticipa Moro.
Polo de atracción
Argentina se ha convertido en un
polo de atracción para las empresas del sector por varias razones. En primer
lugar, por ser una de las puntas del Triángulo del Litio, como se conoce a los
enormes salares ricos en salmueras repartidos entre el noroeste argentino, el
desierto de Atacama chileno y el sur de Bolivia. Además de concentrar alrededor
del 70% de los recursos de litio del mundo, la región seduce a los inversores
porque el método de producción en los desiertos de sal es el más económico. El
bombeo de las salmueras subterráneas hacia las grandes piletas de evaporación
tiene un coste operativo menor al de la extracción desde las rocas de
pegmatita, el recurso usado en Australia.
Otra razón por la que grupos como
el australiano Orocobre, en sociedad con Toyota, la chilena SQM y la francesa
Eramet, entre otros, comenzaron a instalarse en los salares argentinos en los
últimos años se atribuye al marco regulatorio más favorable del país. “Tanto en
Bolivia como en Chile, el litio es considerado un mineral estratégico y no está
abierta su explotación al sector privado, ni siquiera con concesiones”, explica
Javier Cao, de la consultora Abeceb. “Su idea es que el litio sea la base de un
futuro desarrollo industrial. El discurso, sobre todo en Bolivia, es que
gracias a sus recursos se van a instalar fábricas de coches eléctricos en el
país”.
Con unas 64.000 toneladas anuales
en 2016, Chile es el mayor productor de litio de la región. Allí operan desde
hace décadas dos de los grandes miembros del mercado: SQM y la estadounidense
Albemarle. Son dos de las cuatro empresas que hacia 2016 controlaban el 80% de
la industria. La producción chilena depende de las cuotas de extracción que
fije Corfo, la entidad estatal propietaria de los recursos, y en los últimos
años, las negociaciones con SQM para aprobar una ampliación fueron tensas.
Sobre la base de los proyectos en
marcha y anunciados, la proyección es que la capacidad instalada de Chile será
de 142.000 toneladas de carbonato de litio equivalente en 2019 y de 251.500
toneladas en 2022. Argentina, a su vez, alcanzará una capacidad de 95.500
toneladas en 2019 y 331.000 toneladas en 2022. Para lograr esas cifras, las
inversiones proyectadas al Este de los Andes suman 4.000 millones de dólares.
“FMC va a aumentar tres veces su
producción, hasta las 60.000 toneladas, Orocobre irá de 20.000 a 40.000 y
Albemarle se está instalando en estos días”, afirma Daniel Meilán, secretario
de Minería de Argentina. El funcionario señala que la “avalancha de empresas”
se explica tanto por la mayor apertura al sector privado como por la decisión
del Gobierno de quitar los derechos de exportación para la minería y dar mayor
seguridad jurídica. Asimismo, el Ejecutivo trabaja junto a las autoridades de
las provincias, las dueñas de los recursos mineros, para dar una mayor
certidumbre a la industria con un eventual Acuerdo Federal Minero. El objetivo
es poner coto a uno de los principales problemas a los que se enfrentan las
empresas del sector al invertir en el país. Las provincias tienen permitido
cobrar hasta un máximo de 3% de las ventas como derechos, pero suelen negociar
con las empresas para obtener ingresos por otras vías.
La región que destaca por su
seguridad jurídica es Salta. Con siete proyectos entre los más avanzados,
tendrá el 38% de la capacidad instalada del país en 2022. El resto se reparte
entre Jujuy y Catamarca. “Estar en Salta para nosotros es un activo”, afirma el
gerente general de las operaciones en El Rincón. En el Gobierno argentino
señalan que firmas como Tatta, Peugeot y Volkswagen han visitado el país
recientemente con la mira en puesta los salares.
Risatti, F. (20/.4/2018)
Argentina lidera la carrera del litio. El País. Recuperado de https://elpais.com/economia/2018/04/19/actualidad/1524163716_857654.html
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